Dentro de tres días comienzan los días más blancos, excesivos y cardiacos del año. Comilonas pantagruélicas, borracheras enlazadas, regalos desconcertantes y un ambiente capaz de desquiciar a cualquiera. Así pues, a continuación, os dejo unos consejos para sacarles partido fotográficamente y para no perder la estima, el orgullo y la identidad en el proceso.
No le quites ojo a tu cámara
Antes de que nos pongamos con consejos de orden técnico, lo primero es mantener a salvo nuestro equipo. Piensa que, durante estas fiestas, solemos descuidar bastante nuestra salud física y mental. Bebemos y comemos de más, nos mezclamos con cientos de personas que no vemos durante el resto del año, y, como buenos aficionados a la fotografía, somos lo suficientemente ilusos como para llevarnos parte de nuestro equipo con nosotros.
Así que no le quites ojo. Y no lo digo sólo porque te lo puedan robar; sino, sobre todo, porque tu sobrina puede decidir que tu cámara es una perfecta casa para sus pin y pon, tu abuelo puede confundirla con un cenicero o tú mismo puedes sentarte sobre ella porque no debiste beberte ese último cubata.
Durante las fiestas navideñas, tu cámara se convierte en una suerte de imán que atrae todas las fatalidades, así que lucha contra la bruma que tomará tu pensamiento y guárdala cada vez que no vayas a utilizarla, mantenla alejada de la familia y los desconocidos, y protégela de cualquier peligro potencial (vasos con líquido, cigarrillos, petardos, bebés y desconocidos embozados).
Las luces lo son todo
Una vez has tomado conciencia de todos los peligros que rodean a tu equipo, saca tu cámara y disfruta como un enano con las singulares atmósferas que genera la Navidad; es decir: disfruta de las luces artificiales y su incidencia sobre los objetos y los rostros.
Guirnaldas, colores dorados y plateados, velas, copas que reflejan destellos, comida engalanada… todo parece estar ahí para que saques a pasear tu creatividad y para que dispares sin piedad.
La fotografía de juguetes, por ejemplo, alcanza en estas fechas su momento álgido, así que juega con las imágenes macro y crea atmósferas con figuras y guirnaldas; y muy atento al bokeh (las luces navideñas generan unos fondos desenfocados espectaculares).
En lo que se refiere a los retratos, mucha atención a los niños. En estas fiestas tienen la cara iluminada, los ojos brillantes, los mofletes encendidos.
Y si no hay luces, rebota el flash
Fotografiar objetos inanimados es sencillo con luces tenues. Puedes tirar de trípode, apoyar la cámara en alguna mesa o contener la respiración mientras tiras de velocidades ISO elevadas. Pero cuando se trata de retratar a tus familiares y amigos, las luces tenues ayudan bien poco.
Así que, como este tipo de reuniones tienen fecha de caducidad y hay que ser rápido para no dejar pasar los momentos más entrañables, memorables o ridículos, no dudes en tirar de flash.
Ahora bien, nada de flash frontal, del que viene incorporado en la cámara. Hazte con uno externo, de zapata, para poder modularlo y rebotarlo en las paredes o en el techo. La luz del flash se difuminará, evitarás los ojos rojos y no se comerá ni los colores ni los volúmenes.
En la calle
Si quieres captar el ambiente de las calles, además de tener mucho cuidado con tu cámara, llévate el trípode. La ciudad refleja mucho mejor el ambiente navideño cuando se encienden las luces, cuando es de noche, y una velocidad ISO excesiva puede arruinarte la imagen.
Recuerda que si disparas con un ISO elevado, cuando intentes realzar los detalles en Photoshop (o en equis), el ruido se multiplicará en las zonas oscuras.
El equipo
Además del trípode y el flash externo, emplea siempre los objetivos más luminosos que tengas. Además de ayudarte a crear desenfoques selectivos llenos de colores y destellos difuminados, te permitirán no abusar de ISO y emplear, cuando lo creas conveniente, números f superiores, que ofrecen más amplitud de detalles.
Otra buena idea es emplear filtros estrellados, que son muy baratos y sirven para sacar aristas a las luces, como si todo estuviese lleno de estrellas. Si no estás familiarizado con este tipo de filtros, échale un vistazo al catálogo de cokin.
Por último: no seas pesado
Si te gustan las Navidades, no te obsesiones con las fotos. Te perderás lo mejor de la fiesta. Además, piensa que, llegada una hora de la madrugada, a muchos de tus amigos y familiares no les hará ninguna gracia que inmortalices sus cogorzas.
Aunque si eres de los que no le tienen mucha estima a estas fiestas, no te separes de tu cámara. Te ayudará a olvidar todo lo que detestas de las Navidades.
Así que ya sabéis, cuidado con la cámara, echadle mucha imaginación, y felices fiestas a todos.