Si hace nada os presentamos al mejor fotógrafo del año según la revista Time, hoy seguimos con las imágenes más glamurosas del año según la revista que mejor sabe hacer pasar lo banal por artístico: Vanity Fair.
En su página web podéis echarle un vistazo a las cuarenta y dos imágenes que representan como pocas a los iconos más importantes del pasado año, acentuando su lado más bello, inhumano, artificial y rentable.
Destaca de esta selección de imágenes (que salió a mediados del pasado mes de diciembre, pero que no nos ha parecido pertinente hasta que efectivamente ha terminado el año 2011) la aparición por duplicado de determinados personajes como Justin Bieber, padre (a su edad) de los delirios de grandeza y las histerias más bochornosas y habituales del pasado año.
Por supuesto, los fotógrafos que han realizado las imágenes son auténticos genios del retrato de estudio, y destaca muy particularmente la omnipresencia de la gran Annie Leibovitz, además de una imagen tomada por el genio William Egglestone, principal precursor de la fotografía en color allá en los años sesenta.
Sin embargo, a pesar del peso de estos dos grandes artistas, yo, personalmente, me quedo con el inconmensurable trabajo de Mario Sorrenti y su fotografía de Scarlett Johansson (con la que abro el post), una preciosidad de fotografía en la que el tratamiento de la luz y el procesado acentúan la arrebatadora y delicada (aunque no siempre) belleza de la actriz norteamericana.
Nada se puede decir contra la caprichosa selección de iconos llevada a cabo por los responsables de la revista Vanity Fair. La publicación de exquisitas tendencias siempre se ha caracterizado por retratar con esmero la vanidad de los ricos, los famosos y los guapos al margen de los auténticos protagonistas de la realidad cabal, de los que ya se encargan otros tipos de revistas.