A pesar de que las grandes marcas de cámaras fotográficas eligieron los meses previos a las navidades para presentar sus nuevos productos, Nikon continúa con su particular calendario y acaba de presentar, junto a la esperada D4, un nuevo teleobjetivo de 85mm.
Fiel a su filosofía, la marca japonesa sigue apostando por las focales fijas de larga distancia como los objetivos ideales para trabajar el retrato, haciendo de este AF-S Nikkor 85mm f/1.8G una revisión de una de sus gamas más clásicas.
Entre las novedades destacables de la nueva focal, cabe destacar que ha sido reconstruida de arriba abajo, ofreciendo un compacto cuerpo sellado para trabajar en condiciones climáticas desfavorables.
El interior del objetivo está compuesto por nueve elementos dispuestos en nueve grupos, y dispone de un motor ultrasilencioso que garantiza un enfoque rápido y preciso.
, el AF-S Nikkor 85mm f/1.8G destaca sobre todo por los detalles que ofrece a sus usuarios y por el precioso bokeh que acompaña a esa apertura de 1.8, que además facilita los disparos en condiciones de luz extremas.
Aunque lo que más puede llamar la atención de este ligero objetivo (sólo 350 gramos) es su reducido precio: unos 500 euros.
Sin duda, no se trata de una óptica profesional, pero sí de un magnífico objetivo cuyo precio viene justificado por la ausencia de zoom. Las focales fijas, en mi opinión, siempre ofrecen más por menos, y siempre es preferible (nuevamente, en mi opinión) hacerse con varias focales fijas de calidad y algún todo terreno que tirar siempre de zoom.
A no ser que te gastes un pastizal en un objetivo con zoom, éstos suelen caracterizarse por ofrecer un muy buen rendimiento en determinadas condiciones; perdiendo prestaciones a medida que hacemos uso de aquél; por esta razón, siempre es preferible disponer de dos focales fijas de 50 y 100mm que tirar de un objetivo zoom que cubra dichas distancias.