Podemos decir que, casi a diario, hablamos de la sensibilidad ISO, pero, ¿Sabemos realmente para qué sirve? Es cierto que sabemos utilizarlo y configurarlo a nuestro gusto, pero, según creo yo, es muy importante que sepamos para qué sirve realmente, no solo que debemos configurarlo en el modo manual de nuestra cámara.
Empezando por el principio, en la fotografía analógica, la ASA, que era como se le conocía, venía ya impuesta con el carrete, es decir, que el valor era el mismo para todos los carretes, así que no podíamos, como hacemos hoy en día, configurarlo a nuestro gusto, sino que teníamos que tirar de la apertura y de la velocidad.
Todo cambió cuando llegó la era digital, ya que en estas cámaras sí que podemos variar la sensibilidad ISO, vamos, que podemos hacer dos fotografías muy distintas en la misma posición o con el mismo objeto.
Como bien sabéis, la sensibilidad ISO está ligada al sensor de la cámara digital o a la película en las cámaras analógica, vamos, que están en el elemento más sensible de la cámara fotográfica, sea como sea. Es cierto que detrás de cada sensor el ISO es diferente, pero al ser una entrada general, nos vamos a centrar en eso, el concepto general de sensibilidad ISO.
Para empezar a definirlo, diremos que la sensibilidad ISO es la capacidad que tiene el sensor de la cámara digital para captar la luz del exterior, es por eso que con valores bajos, el sensor será menos sensible a la luz, es decir, entrará menos luz. Por el contrario, si lo configuramos con valores altos, el sensor estará más sensible a la luz y la captación de la misma será mucho mayor. Podemos jugar con esto para crear diferentes texturas como, por ejemplo, la exposición o el ruido, que trataremos en otra entrada.
Es importante que tengáis esto muy presente a la hora de configurar la cámara para que os salgan las fotografías como realmente deseáis.