Jerry Uelsmann ocupa un lugar especial dentro de los grandes fotógrafos clásicos por su incontestable actualidad. Hizo suyos el montaje y la experimentación dentro del cuarto oscuro cuarenta años antes de que naciesen Photoshop o los ordenadores de consumo.
Su obra, profundamente onírica y surrealista, fue muy criticada por sus contemporáneos, que consideraban que sólo se dedicaba a alterar la realidad a su capricho para practicar una fotografía superficialmente efectista. Hoy, por el contrario, se comprende su obra como el más importante antecedente del fotomontaje contemporáneo.
Nació en Detroit en 1934 y empezó a hacer fotos a los catorce años. Posteriormente estudió fotografía y Bellas Artes, recibiendo clases del gran fotógrafo abstracto Minor White.
A partir de 1960 comenzó a impartir clases de fotografía en la Universidad de Florida, y a mediados de la misma década realizó su primera gran exposición en el Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York.
Influenciado por surrealistas como Man Ray, Uelsmann entendía el medio fotográfico como una herramienta para indagar en realidades ocultas y analogías inconscientes. En sus imágenes mezcla cuerpos humanos con paisajes y otros elementos dispares.
Aunque recientemente ha manifestado que le parece perfectamente válido el trabajo digital que actualmente se hace con los ordenadores, admite que él es incapaz de alejar sus montajes del cuarto oscuro, donde continúa trabajando con multitud de negativos y ampliadoras (hasta doce) para conseguir unos efectos que demuestran que el mundo digital no ha aportado absolutamente nada al universo fotográfico.
En otras palabras: no hay ni un solo fotomontaje que no se pueda realizar de forma analógica.
Ahora bien, las críticas que recibió durante los años cincuenta y sesenta por parte de los fotorreporteros o los documentalistas, que vivían (y suelen vivir) apegados a lo materialmente real, no tienen ningún sentido.
Criticaban la artificialidad de su obra, cuando lo que Uelsmann pretendía era precisamente trascender lo real para acceder a otras dimensiones de la experiencia y la existencia humanas.
Es decir, no se trata de hacer montajes bonitos (como suele suceder ahora) o de travestir lo que sucede (como hacen los malos fotoperiodistas), sino de generar nuevos ámbitos de sentido a través de la fotografía. No se trata de información, sino de arte o filosofía.
Echadle un vistazo a las fotos que acompañan a esta entrada y tened muy en cuenta que nada en ellas es digital. Luego, planteaos cómo emplea Uelsmann el fotomontaje y cómo se utiliza éste habitualmente cuando se dispone de una herramienta que te permite hacer casi lo mismo en apenas una hora…