Una boda no se puede repetir. La madre de la novia no entrará dos veces llorando en la habitación de su hija para darle un abrazo. El cura (o el alcalde) no repetirá la ceremonia para que puedas repetir las fotos. Sólo tienes una oportunidad, y de su éxito depende no sólo tu salario, sino, sobre todo, los recuerdos gráficos de los novios.
Así que dentro del equipo hay dos elementos indispensables:
En primer lugar, no te basta con una cámara; necesitas dos o, en su defecto, un ayudante (second shooter) que te sirva de comodín. Si se te estropea tu flamante Canon 5D en medio de la ceremonia no sólo corres el riesgo de perder dinero, sino también la cabeza (que los novios y sus respectivas familias se encargarán de separar de tu cuerpo sin ninguna clase de miramiento).
Y en segundo lugar: trabaja siempre en paralelo. Esto es: nada más terminar con una sección de la boda, corre a tu ordenador y salva las imágenes raw en todos los discos duros que tengas a tu alcance. En una boda suceden muchas cosas (como que se celebre a las dos de la tarde bajo un sol de justicia que arroja 46 grados sobre tu cámara), y no sería extraño que una tarjeta de memoria se termine extraviando o que se estropee.
Así pues, el equipo elemental para trabajar como fotógrafo en una boda incluye dos cámaras (si son de formato completo, mejor; ten en cuenta que las ceremonias en iglesias exigen mucha iso), diversas tarjetas de memoria, discos duros para salvar las fotos (y, en consecuencia, un ordenador portátil), varias baterías para la cámara, un flash externo por si las moscas (con su ejército de pilas AAA) y un mínimo de tres objetivos: un todoterreno para hacer frente a las escenas dinámicas con continuos cambios de distancia; un fijo luminoso para las fotos de interiores a las que queramos arrancar bokeh, y un tele para aquellas situaciones en las que no podamos acercarnos lo que queremos.
Por supuesto, hay quien trabaja con focos fijos externos, paraguas difusores, fondos para hacer historias en estudio… Pero no son accesorios completamente necesarios. Cada encargo requerirá de un material específico, y en último término seremos nosotros los que decidiremos si nos interesa engrosar nuestro equipo fotográfico o si es preferible trabajar sólo con determinados clientes.
En la próxima entrada veremos cuáles son los pasos o las escenas que integran una boda y cómo debemos enfrentarnos a ellas.