Renovación, sí, pero renovación llena de prestaciones importantes. Porque si en lo esencial la Nikon D7100 es sólo una actualización de la D7000, dicha actualización la sitúa muy por encima de otras cámaras réflex de gama media del mercado.
Nuevo sensor
Para empezar, luce un nuevo sensor CMOS de tamaño APS-C que pasa de tener 16 megapíxeles a disfrutar de 24, una burrada que adquiere especial significancia cuando descubrimos un nuevo modo de disparo incluido en el modelo: el recorte por 1,3.
Gracias a este recorte podemos disponer de un factor de multiplicación implementado en la propia cámara además de la posibilidad de disparar en ráfaga a mayor velocidad.
Enfoque profesional
Otra de las grandes novedades (a medias) de la Nikon D7100 es su enfoque de 51 puntos (antes eran 39), de los cuales, 15 son en cruz, facilitando enormemente la precisión a la hora de captar con exactitud lo que queremos fotografiar (y no lo que cae justo al lado).
Junto a estas dos novedades, destacan su cuerpo sellado, su visor (no electrónico) con una cobertura del 100%, su disparo en ráfaga de 6 fotogramas por segundo (8 si aplicamos la función de recorte) y su grabación de vídeo en Full HD a 30 fotogramas por segundo (ampliables también con la función de recorte).
Al igual que su predecesora, la 7100 dispone de dos ranuras separadas para insertar tarjetas de memoria y un puerto para acoplar un micrófono externo (esencial para la grabación de vídeo), además de una sensibilidad ISO que, forzado, es capaz de alcanzar los 25.600.
En definitiva: Nikon ha vuelto a hacer los deberes con sobresaliente y nos presenta una réflex de gama media que se acerca muchísimo a la gama alta (de la que se diferencia, fundamentalmente, por el tamaño de su sensor).
Sólo nos queda esperar a conocer tanto su precio como su fecha de lanzamiento.