Acostumbrados como estamos a jugar con tres tamaños elementales de sensor (CCD, APS-C y Full Frame) que vienen integrados en un solo cuerpo, cuando nos hablan de cámaras de formato medio nos desorientamos una barbaridad. Así, Phase One no vende cámaras, sino respaldos digitales que tienen la función de albergar el sensor y la conectividad de éste con el ordenador, el obturador o el objetivo. Es decir: las cámaras de este tipo se forman a través de módulos independientes.
Así, el nuevo Phase One IQ280 dispone de un sensor 2,5 veces más grande que un Full Frame, lo que permite obtener imágenes de hasta 80 megapíxeles. Por supuesto, al tratarse de un sensor tan grande, apenas necesita una sensibilidad alta, por lo que la velocidad ISO parte de 35 para llegar hasta los 100 (es decir: completa ausencia de ruido).
El (respaldo digital) Phase One IQ260 llega hasta los 60 megapíxeles, y se caracteriza por su versatilidad a la hora de exponer las capturas. Así, puede dispararse durante 1/10000 segundos o durante una hora (una vez más, sin ruido).
Por último, el Phase One IQ260 Achromatic se caracteriza por sus funcionalidades para trabajar con fotografía científica. Sólo dispara en blanco y negro, y es capaz de captar luces ultravioletas e infrarrojas. También alcanza los 60 megapíxeles.
Los tres modelos permiten conectar la cámara al ordenador o a diversos dispositivos móviles para observar las imágenes (y controlarlas durante el disparo) con mayor comodidad (a pesar de que los respaldos disponen de pantallas táctiles muy buenas).
El precio de cada respaldo rondará los 30.000€, y antes de que os echéis las manos a la cabeza pensad que se trata de un elemento que dura muchísimo tiempo (no es una cámara y no se gasta, tal y como les sucede a las que tiran de obturador) y que se emplea, sobre todo, en fotografía de estudio profesional.
Para que os hagáis una idea, Phase One no es sino la competidora de las aclamadas Hasselblad.