Nacido en 1879 en Luxemburgo, Edward Steichen fue uno de los más relevantes representantes del pictoralismo. Sin embargo, lejos de estancarse en una visión de la fotografía como imitación de la pintura, pidió para aquélla cierta forma de autonomía y que pasase a considerarse como una más de las bellas artes.
No en vano, aunque aprendió a echar fotos cuando sólo tenía 16 años, después de trasladarse a los EEUU decidió instalarse en París (en un año esencial en la historia del arte: 1900) para estudiar pintura.
La mezcla de las dos disciplinas, muy propia de la época, la desarrolló con pasión a lo largo de toda su extensa carrera, aunque terminó decantándose más por el mundo de la fotografía.
Entre los hitos que componen su apasionante vida destacan la fundación, junto a un amigo, de la Galería 291, donde se dieron a conocer la mayor parte de los grandes fotógrafos de principios del siglo pasado; su trabajo para Vanity Fair y Vogue, de las que fue fotógrafo jefe; la formación y dirección de un equipo fotográfico de combate durante la Segunda Guerra Mundial; y, finalmente, su trabajo como director fotográfico del MOMA a partir de 1947.
Como buen pictoralista veía en la fotografía una forma de captar la emoción y la expresividad de lo real a través de unas fotografías preciosistas y equilibradas, muy influenciadas en su tratamiento por el prerrafaelismo y el romanticismo de finales del siglo XIX.
Su obra “The Family Of Man” constituye su serie más ambiciosa, que preparó de forma exclusiva para el Museo de Arte Moderno de Nueva York, y la mayor parte de su trabajo se haya presente en los principales museos del mundo.
Edward Steichen murió en Connecticut en 1973, y su producción volvió a revalorizarse de forma espectacular cuando una de sus fotografías (“The Pond-Moonlight”, de 1904) se convirtió en 2006 en la más cara de la historia gracias a una subasta en Sotheby’s.