Si las isobaras se comportan como es debido, la primavera comienza estos días a cubrir nuestra geografía de bichos y alergias y nos empuja a sacar la cámara de casa con un vigor que suele conducirnos a una serie de errores bastante comunes.
Así que antes de plantar una margarita sobre la zapata caliente de tu cámara, echa un vistazo a los equívocos más habituales en esta época del año:
Olvidar que las personas también existimos
No hace falta leer a Schelling o a Darwin para caer en un hecho elemental: nosotros también somos animales, somos naturaleza. En consecuencia, la primavera no sólo realza los colores de la vegetación y el aspecto de los grillos: nosotros mismos somos un motivo primaveral tan atractivo como un precioso paisaje.
Las pieles salen a la luz tras meses de cautiverio, las ropas se aligeran y se eligen colores más llamativos.
Plasmar el despertar de la carne (entiéndase en un sentido no libertino) puede resultar tan interesante como lanzarse al bosque a cazar setas: no te obsesiones con la fotografía macro y la fotografía de paisajes y busca la primavera en la gente que te rodea.
Abusar de la luminosidad de tu objetivo macro
El objetivo macro es uno de los más empleados en esta estación. Lo pequeño se despereza y queremos inmortalizar sus bostezos acercándonos a los insectos y las flores con fruición.
Ahora bien: ¿sabemos utilizar correctamente un objetivo macro?
Sólo dos consejos a este respecto: no abuses de su luminosidad y emplea el trípode. Ten en cuenta que el hecho de que los objetivos macro tengan un número f tan reducido no implica que debamos emplear siempre la apertura máxima del diafragma, sino que podemos enfocar todo un motivo sin caer en trepidaciones.
Por lo tanto, ten muy en cuenta hasta dónde quieres llegar con el bokeh y cierra el diafragma siempre que sea necesario. El trípode será, en este sentido, tu mejor aliado.
Hacer fotos obvias de postal
Con tantos colores, fragancias y estímulos es muy fácil caer en lo obvio. Captar el vuelo de la libélula común nos parecerá un hallazgo y olvidaremos rápidamente otras facetas de la primavera que son verdaderamente creativas.
Los paisajes son preciosos, nadie lo duda, pero también las luces que se cuelan entre las cortinas y aquellas escenas en las que la ropa y los objetos nos anuncian la presencia de un tiempo desequilibrado.
En consecuencia, no sólo dispares sin más, piensa bien en las escenas, reflexiona acerca de qué es lo que más odias o más disfrutas de la estación y ponte manos a la obra.