Montserrat Vilimelis es una artista de Vilanova de la Barca (Lleida) que a sus cuarenta años ha llamado poderosamente la atención de crítica y público. Desinhibida, abierta a otros registros y con una imaginación poco común para generar poderosas imágenes, se mueve entre el diseño y la fotografía para dar lugar a un universo apasionante, lleno de escenas cuidadas y retratos geniales.
Empezó a hacer fotos a los 8 años, y poco a poco fue introduciendo en su fotografía elementos como el maquillaje o el atrezzo, terminando por hacer de cada una de sus fotografías un monumento a la fotografía pensada.
Otro elemento esencial en su estilo es el empleo violento del procesado. Montserrat no se casa con ningún lugar común y comprende todos los géneros para no coartarse: blanco y negro, color, cruzados, montajes con textos, dibujos y texturas. Todo es válido para apuntar sentidos, instantes y mensajes que la acercan al lenguaje publicitario.
Humilde y sincera, reconoce que no sabe demasiado de historia de la fotografía, aunque también que sólo tiene un referente claro ante el que se rinde: los retratos de Henri Cartier-Bresson.
Además de ser fotógrafa, estilista, trabajar la iluminación y la escenografía, en ocasiones hace de modelo de sus propios retratos (aunque, según dice, “nadie” sabe cómo realiza sus autorretratos) y lleva dos blogs de éxito, mientras alimenta cada día su página de Flickr, que le permite mantener al día su relación con aquellas personas que la siguen.
Destaca de la fotografía digital la inmediatez que ofrece, así como lo barata que resulta (trabaja (o trabajaba) con una Canon EOS 350D), constituyendo, hoy por hoy, uno de los máximos exponentes de la fotografía contemporánea, alejada del complejo analógico y perfectamente consciente de las nuevas tecnologías y los medios de comunicación que se pueden establecer a través de internet.