Antes de lanzarnos a la tarea más cansina de este tipo de fotografía, vamos a subrayar una serie de normas que nos harán mucho más sencillo el trabajo frente al ordenador.
La retícula del visor
Cuando hablamos de fotografía callejera, raramente reparamos en la existencia de la retícula del visor. Al tratarse de un género mayormente espontáneo, las diagonales son perfectamente asumibles por la vista y la composición, y, a lo sumo, sólo nos fijamos en la línea del horizonte para evitar que se nos caiga la foto.
En el caso de la fotografía de interiores, la cuadrícula pasa a ser algo indispensable. Ésta nos servirá para encuadrar perfectamente la foto y para indicarnos qué perspectiva es la más apropiada.
Luchando contra la aberración geométrica
Debido al tipo de objetivos que se emplea en este tipo de fotografía (grandes angulares mayormente), hay que tener presente que cada variación en la perspectiva va a traducirse en una deformación de las proporciones de las habitaciones.
Así, con sólo movernos una decena de centímetros a un lado, las líneas verticales se abrirán o se descolocarán.
El mejor consejo en este sentido pasa por abusar del trípode, por ir colocándolo en diferentes ubicaciones de la estancia hasta dar con un juego de líneas sobrio y limpio. Piensa que cada línea de la retícula es como una especie de regla en la que tenemos que ir cuadrando las líneas de las habitaciones.
Asegúrate de que no se te escapa nada
Siempre viene bien que sea el propio dueño de la casa el que te indique cuáles son los puntos clave de la casa. Él la conoce infinitamente mejor que tú. Pero en el caso de que hagas la sesión solo o de que te toque un dueño lacónico, investiga, busca, pasea por la casa.
Trabaja en paralelo
Para terminar con la sesión, corre a guardar bien tu trabajo. Piensa que un pequeño accidente siempre puede dar al traste con lo que tan preciadamente conservas en tu tarjeta de memoria.
En el caso de que tengas una réflex que admita dos tarjetas de memoria (las de formato completo suelen admitirlas), no tendrás mayor problema; pero si sólo dispones de una ranura para tarjetas de memoria, corre a transferir los datos a un disco duro externo o a un ordenador antes de ponerte a procesar.