Como viene siendo habitual por estas fechas, Nikon se ha despachado a gusto presentando una serie de productos menores que vienen a preparar el inicio de un nuevo año financiero. Así, dos nuevas cámaras compactas, un objetivo todoterreno y este flash Nikon Sppedlight SB-300 se han sumado al catálogo de la marca nipona.
Lo interesante del nuevo flash de Nikon se halla, sin duda, en su tamaño y en su versatilidad. Válido para cámaras réflex de formato FX y DX, así como para los modelos más recientes de la gama Coolpix, sólo pesa 97 gramos, y podemos llevarlo tranquilamente en el bolsillo, ahorrando espacio en la mochila para llevar más objetivos o filtros.
Su tamaño, sin embargo, no parece limitar en absoluto sus prestaciones, entre las que destaca un número de guía (número de metros a los que llega su luz) más que respetable: 18/59.
El Speedlight SB-300 dispone además de un cabezal pivotante capaz de girar hasta 120 grados (algo escasos, para mi gusto), lo que permite rebotar la luz en el techo o en las paredes para que ésta caiga con suavidad sobre los motivos enfocados.
En su página, Nikon destaca además la facilidad de uso del flash, subrayando que se trata de uno de iniciación, que sólo requiere de un botón para que comience a funcionar.
Por supuesto, podemos sincronizarlo con la cámara gracias al modo i-TTL, que se encargará de automatizar la potencia de la luz con los ajustes de la cámara, llegando incluso a variar la temperatura del color para que no nos encontremos luego con rostros quemados y sin volúmenes en la pantalla del ordenador.
Si a todo esto sumamos su precio (menos de 150€), el Sppedlight SB-300 constituye una muy buena opción tanto para aquellos fotógrafos que nunca han empleado un flash externo como para aquellos fotógrafos profesionales que quieran llevar un flash supletorio o esclavo en sus sesiones.