Y seguimos con fotografía móvil. En esta ocasión con el concurso que proclama a los cuatro vientos su carácter pionero al celebrar su primera edición allá en 2007, cuando se lanzó el primer iPhone y cuando la mayor parte de las aplicaciones que hoy se utilizan en los teléfonos móviles ni siquiera existían.
Así, los iPhone Photography Awards se crearon cuando Android no suponía una amenaza para los de Cupertino y ni tan siquiera se consideraba la posibilidad de que Nokia o Samsung pudiesen llegar a fabricar algo semejante al teléfono de la manzana (cómo han cambiado los tiempos, sí).
La función del concurso, como todos habréis adivinado, es la de promocionar el uso del iPhone (sólo se aceptan fotografías hechas con éste) como forma de expresión fotográfica sin complejos. De tal modo que se admiten imágenes “procesadas” de manera más o menos automáticas a través de programas como Instagram o Snapseed.
Eso sí: no se admite ninguna clase de modificación o retoque realizado por ordenador.
Llama la atención la capacidad de los chicos de la IPPA para generar categorías dentro de su concurso, de tal modo que podemos encontrar una dedicada a los animales, otra a niños, arquitectura, flores, comida, estilos de vida, eventos, puestas de sol, árboles, viajes, paisajes…
También llaman la atención los premios para los tres primeros clasificados dentro de cada categoría: iPads (para que todo quede en casa) y… un lingote de oro de 1 gramo con una serie de inscripciones crípticas.
En su edición de este año, la IPPA ha contado con cientos de participantes procedentes de 38 países, y podéis ver a los ganadores en el siguiente enlace y en un libro que se publicará en la Apple Store.
En mi opinión, hay fotografías realmente maravillosas, aunque casi todas están lastradas no por la calidad de la óptica del teléfono o su resolución (más que suficiente para trabajar con comodidad), sino por los procesados excesivamente artificiales.