Elliott Erwitt es uno de esos grandes a los que uno da por muertos (perdón por la bizarrada). Sus legendarias fotografías en blanco y negro, su presencia en la Agencia magnum o su amistad con Cartier-Bresson nos lleva invariablemente a concebirlo como un clásico inerte.
Pero obviamente, no es así. El genio nacido en París sigue bien vivo y acaba de sorprender a propios y extraños publicando un libro indispensable por dos razones: por un lado, se trata de una recopilación de fotografías tomadas durante 50 años de trabajo; por otro, se trata de fotografías en color, lo que llama poderosísimamente la atención cuando Erwitt es uno de los más geniales fotógrafos en blanco y negro que conocemos.
Kolor reúne tanto trabajos para diversas agencias y publicaciones como fotos tomadas por el artista por mero hobby. Desde los años 60 hasta la actualidad, éste parece no haber descansado en ningún momento. Su cámara siempre ha estado presente en todos y cada uno de los momentos de su vida, ayudando a generar un archivo iconográfico indispensable que nos descubre al mejor humorista fotográfico de todos los tiempos.
No en vano, el propio Erwitt se ha negado a comentar sus fotografías de Kolor. Bajo ellas sólo aparece la fecha y el lugar en el que fueron tomadas, ya que las imágenes “hablan por sí mismas”.
Eso sí, en la presentación de la obra nos ha dejado una perla en la que explica su relación con la fotografía en blanco y negro y en color:
El blanco y negro simplifica la imagen hasta su esencia cuando es buena; el color tiene la ventaja, si es que es realmente una ventaja, de subrayar el aspecto estético de la imagen.
Amén.