Nada mejor que las Navidades para que nos viertan un buen jarro de agua fría sobre la cabeza: se considera que en la actualidad hay más de 168 millones de niños que trabajan en el mundo, lo que representa (agárrense) el 11% de la población infantil mundial. La inmensa mayoría de estos niños trabajan en condiciones infrahumanas y minan su salud y su desarrollo personal de forma irreparable.
Con el propósito de que no olvidemos esta terrible realidad mientras nos hinchamos a polvorones, y coincidiendo con el 25 aniversario de la Agencia Española de Cooperación Internacional, la terminal de la estación madrileña de Atocha acoge hasta el próximo día 5 de enero una exposición titulada La lucha de la OIT contra el trabajo infantil: soñando con la libertad.
La OIT, como todos sabréis, es la Organización Internacional del Trabajo, y junto con el IPEC (Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil) es la responsable de esta colección de fotografías que saltarán a la cara de los viajeros de trenes durante todas las Navidades.
Aunque la exposición también muestra el horror al que se ven expuestos los niños de los países menos desarrollados, la mayor parte de las imágenes hacen referencia a los principales logros de las dos organizaciones, que a través de un incansable y poco reconocido trabajo está consiguiendo que el porcentaje de niños explotados en todo el mundo no crezca de una manera ostensible.
Porque reconozcámoslo: poco pueden hacer dos organizaciones contra la codicia y la ausencia de escrúpulos de miles de millones de personas.
La exposición se inauguró en este mismo año en Ginebra, a propósito del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, y tras su paso por Atocha recorrerá las principales ciudades de nuestra geografía a lo largo del año 2014.