La estética del trabajo de un fotógrafo no suele ser fortuita. El aprendizaje técnico va unido al aprendizaje emocional y existencial. Un estilo no es una mera suma de elementos gráficos, sino la consecuencia de una forma de entender la vida.
Un ejemplo bien claro de esto es la fotografía erótica de Richard Kern. Nacido en Carolina del Norte en 1954, comenzó a interesarse por el arte en plena irrupción del movimiento punk.
En los años 80 grabó vídeos para bandas como Sonic Youth, y poco a poco fue desarrollando un estilo transgresor y sucio que ha terminado convirtiéndose en casi un género dentro del retratismo.
Richard Kern no busca la belleza. O al menos no la busca tal y como la antienden los que siguen los cánones de la corrección política. Sus desnudos son crudos y se alejan de las luces precisas y suaves. La patencia es en él una constante, así como la lucha contra lo establecido.
No en vano, sus retratados no son famosos de papel couché, sino músicos, cineastas o intelectuales que se mueven en los márgenes de la sociedad. Así, Vincent Galo, Nick Nolte, Marilyn Manson, la actriz porno Sasha Gray, Nick Cave o Courtney Love son algunos de sus retratados más célebres.
Y aunque su obra partió de la furia y la lucha contra lo establecido, la obra de Kern ha terminado conduciendo a una estética madura que encuentra en sí misma su única justificación.
Famosos y desnudos, que llega a la sala La Térmica de Málaga, es el fruto de más de 30 años de trabajo. Una colección de 50 retratos en los que la desnudez juega un papel esencial: ya sea porque el retratado está desnudo, ya sea porque lo están los personajes que aparecen al fondo.