Entre todas las novedades recién presentadas por Olympus, destaca (en mi opinión) muy particularmente esta SP-100EE, una bridge de gama alta que ofrece unas prestaciones hasta ahora desconocidas en cualquier cámara.
Bautizada con el sobrenombre de Eagle Eye (ojo de halcón), es la primera cámara que dispone de un visor telescópico para no perder de vista los objetos lejanos, razón de ser de un zoom estratosférico que posee un factor de multiplicación de 50x (parte de los 24mm para irse hasta los 1.200mm en paso universal).
Todo esto nos hace pensar que se trata de una cámara especialmente idónea para trabajar con fotografía deportiva y de naturaleza sin tener que andar comprando objetivos carísimos acoplados a un duplicador.
En lo que se refiere a su sensor, éste es un CMOS retroiluminado de dimensiones comedidas (posee un factor de multiplicación de 5,5) que alberga unos nada desdeñables 16 megapíxeles.
Su diseño es muy similar al de una réflex de iniciación (sin duda, su competencia), posee flash integrado (la mira telescópica está situada justo bajo la lámpara de aquél) y una rotunda empuñadura en su lado derecho.
Dispone de visor electrónico y pantalla trasera, además de una serie de botones para acceder con comodidad a todas las funciones de la cámara.
Aunque los 24mm de su objetivo (un f/2.9-6-5) garantizan un buen gran angular, destaca muy particularmente su función macro, que permite disparar a sólo un centímetro de destancia del objeto a fotografiar.
Por supuesto, la Ojo de Águila viene con estabilizador integrado y permite, además de disparar con modos automáticos, emplear controles manuales y disparar en formato RAW.
En lo que se refiere a su precio, éste rondará los 400€, lo que la convierte en una bridge de altos vuelos que poco tiene que envidiar a las réflex de iniciación o a las cámaras sin espejo.