Si hay una cámara para exquisitos dentro de la amplia gama que ofrece Leica, ésta es la M Monochrom. Y no porque ofrezca la extrema calidad a la que nos tiene acostumbrados la marca alemana, sino porque sólo dispara en blanco y negro, constituyendo un modelo muy poco versátil. Sin embargo, su éxito dentro de los círculos profesionales y los coleccionistas ha sido indudable.
Muestra de ello es lo que acaba de suceder con la edición limitada que prepara Leica: sus 35 unidades se han vendido cuando ni siquiera ha salido aún al mercado. Es más, desde el blog La Vida Leica afirman que todas las unidades estaban vendidas antes incluso de que se concibiese dicha edición.
Recordemos que la Leica M Monochrom es un canto a la fotografía clásica. Una cámara de formato completo que ofrece, casi con toda seguridad, el mejor rendimiento que se puede encontrar en la actualidad para hacer fotos en blanco y negro.
¿La razón? A su sensor de formato completo de altísima calidad hay que sumarle la eliminación del filtro RGB situado entre el objetivo y aquél, dando lugar a una imagen de una nitidez única.
La Leica M Monochrome Ralph Gibson sólo se diferencia de la original en una serie de acabados menores y en que la cámara lleva la firma del inmenso fotógrafo (amante de las cámaras Leica, por supuesto) en su base. Además, viene en una monísima caja negra con un objetivo que quita el hipo (un Summilux 35mm).
Por supuesto, también hay una notable diferencia de precio: si la Monochrome a secas cuesta 8000€, la Gibson sale por unos 21000; una cifra que convierte el modelo en una pieza de coleccionista que sólo está al alcance de los profesionales consagrados y los sibaritas de cartera bien abultada.