Aunque haya pasado desapercibida entre tanta novedad relevante, la Canon PowerShot S200 llama a su manera la atención. Lejos de seguir los pasos de la avanzada S120, muestra la tendencia de Canon a rebajar las pretensiones de sus cámaras compactas, centrando todos sus esfuerzos en perpetuar su liderazgo al frente del mercado de las réflex.
Para empezar, abandona el sensor CMOS de la S120 y se conforma con un CCD que, eso sí, posee un tamaño algo superior al de las cámaras compactas más elementales. Por otra parte, aunque permite disparar en modo manual (algo que ya es habitual en toda compacta cuyo precio pase de los 200€), no trabaja con formato RAW, lo que supone una grave pérdida para los que esperan algo más de una cámara compacta.
En lo que se refiere a su objetivo integrado, éste mantiene los 5 aumentos (cobertura focal de 24-120mm en paso universal), pero pierde luminosidad pasando de la apertura máxima de f1.8 a una de f2.
Por lo demás, mantiene el cuidadísimo diseño minimalista de esquinas redondeadas y cuerpo blanco, con su flash integrado y su pantalla trasera de 3 pulgadas; además de la conexión WIFI y el anillo frontal que permite controlar las funciones básicas del objetivo.
En lo que se refiere a la grabación de vídeo, la Canon S200 se conforma con la grabación de películas en formato 1280 x 720 puntos, lo que le resta bastantes puntos frente a otras cámaras compactas de precios similares de la competencia.
Al modo manual de disparo acompañan modos semi-manuales (TV y AV), los consabidos modos automáticos y un buen saco de escenas prefijadas que juegan con el punto de blanco, la profundidad de campo o la sensibilidad del sensor.
Tendrá un precio final de 300€.