La fascinación que ejerce el flamenco sobre la fotografía es innegable. Más allá de que sepamos o no de nuestra forma de expresión sonora más universal y valiosa, los gestos y los rituales que acompañan a los cantaores y cantaoras constituyen un auténtico festín para nuestra cámara de fotos.
Así, el fotógrafo Manuel Montaño dio buena cuenta de esta fascinación siguiendo la obra y milagros del último gran cantaor, Enrique Morente, a quien la Fundación SGAE rinde homenaje a partir de hoy mismo en la Sala Berlanga de Madrid organizando una exposición de fotografías firmadas por aquel.
Morente no fue sólo un cantaor de flamenco. Sus colaboraciones con músicos modernos como Lagartija Nick o Sonic Youth lo convierten en una suerte de flamenco maldito, que tuvo que enfrentarse a siglos de tradición para dar lugar a una revisión del cante en clave heterodoxa.
Enrique, donde mana la fuente, es una colección de 25 fotografías firmadas por Manuel Montaño en las que se retratan los 20 últimos años de vida del artista granadino.
Los retratos muestran su vida en sus rincones favoritos de Madrid y Granada, las dos ciudades que lo marcaron de manera indeleble, y recogen momentos tan trascendentales en su vida artística como la grabación de El pequeño reloj, donde decidió mezclar la guitarra y la voz flamenca con unas bases electrónicas firmadas por Carlos Jean.
A la exposición de fotografías acompaña la proyección de tres documentales firmados por los realizadores José Sánchez Montes, Luis Morales y Emilio Barrachina, que sirven para dibujar una biografía exhaustiva de Enrique Morente.
Enrique, donde mana la fuente, se puede visitar hasta el próximo día 30 de marzo en la ya mencionada Sala Berlanga de Madrid. Los documentales sólo se podrán visionar desde mañana jueves hasta el próximo domingo.