Desde los orígenes de este blog hemos insistido en el manejo de infinitud (o más) de programas relacionados con el revelado y el retoque fotográfico: Photoshop, Capture One, Gimp o incluso nimiedades como Instagram. Sin embargo, transcurren los meses y nos seguimos dejando en el tintero uno de los programas que cuenta con más seguidores en la actualidad: Adobe Lightroom.
Aquéllos que llevan muchos años trabajando con imágenes y aquéllos a los que les gusta experimentar con distintas aplicaciones lo conocerán de sobra y tendrán muy poco o nada que aprender de esta entrada someramente introductoria al programa de Adobe; pero aquéllos a quienes les cuesta cambiar de registro y aquéllos que llevan poco tiempo en el mundo de la fotografía digital se pueden llevar una grata sorpresa con él.
Adobe Lightroom es un programa multiplataforma que engloba todas las necesidades del fotógrafo digital: sirve para procesar imágenes, retocarlas, archivarlas, hacer presentaciones de éstas y hasta imprimirlas en diversos formatos. Es decir: en cierta medida engloba en una sola interfaz ligera e intuitiva Photoshop, Bridge y Camera Raw.
Muchos se preguntarán (con razón) qué sentido tiene entonces que Adobe mantenga estas tres aplicaciones en lugar de diseñar únicamente Lightroom. Muy sencillo: Lightroom es una suerte de cuarto oscuro, a la vieja usanza, que no posee la potencia de Photoshop para diseñar, insertar textos o hacer montajes, pero que cumple a la perfección con las necesidades de un fotógrafo profesional que no se mete en temas de retoques excesivos (por desconocimiento o filosofía gráfica).
Con Photoshop se pueden diseñar páginas web, periódicos, revistas y hasta dibujar con un tablet; pero con Lightroom sólo se pueden editar y procesar imágenes (además de diseñar su impresión, su presentación o catalogarlas).
Así, la aplicación posee un editor de fotos muy avanzado y sencillo de manejar, que cuenta con sus apartados de niveles y contrastes, colores, ruido, definición y efectos o un apartado para virados, viñeteados u otros retoques elementales. Ahora bien, si lo que quieres es coger una foto de tu suegra e insertarla en una imagen de un desierto, mejor utiliza Photoshop.
Pero la gran virtud de la penúltima invención de Adobe se encuentra sobre todo en su forma de tratar las imágenes, que es no destructiva. Es decir: Photoshop actúa directamente sobre las fotos, mientras que Lightroom lo hace sobre una copia de éstas, como si las originales fuesen negativos o archivos RAW (que maneja exactamente igual que Adobe Camera RAW).
Esto posibilita hacer múltiples revelados sin necesidad de ir guardando y abriendo diferentes versiones de la imagen con el miedo que suele acompañar a este tipo de operaciones quirúrgicas.
Otra de las grandes virtudes de Lightroom son sus “presets”. Un “preset” es una fórmula de revelado que se guarda para luego poder aplicarla a las imágenes que queramos, individualmente o en lote.
Un ejemplo: si hacemos una sesión de fotos a una modelo en nuestro estudio y empleamos siempre unas luces similares, los ajustes de tonos, color o enfoque serán siempre similares, por lo que es una pérdida de tiempo tener que aplicar todos estos ajustes a cada imagen por separado. Con un preset creado a partir de la primera imagen revelada podremos aplicar los ajustes preestablecidos en él a todo el lote de la sesión, ahorrando mucho tiempo (y, en consecuencia, dinero).
Por si esto fuera poco, si os pica la curiosidad podéis extraer un preset de todas aquellas fotos ajenas que hayan sido procesadas a través de Lightroom, y existen incluso galerías en las que los amantes del programa exponen sus ajustes favoritos.
Por último, en lo que se refiere a la función catalogadora de la aplicación, sólo comentar que tengo alojada en su biblioteca cerca de veinte mil fotos perfectamente categorizadas sin un solo duplicado (hay una herramienta específica para evitar duplicados), a dos clics del escritorio, y sin necesidad de generar una librería especial para el programa (como sucede, por ejemplo, con iPhoto). Además no se ralentiza (se puede optimizar el catálogo cuando queramos) y permite editar los metadatos o añadir firmas sin convertirse en un software elefantino, como le sucede a su hermano mayor PS.
Si todavía hay alguno que tiene miedo a separarse del incombustible y genial Photoshop, sólo advertirle que es posible editar una foto en Lightroom y mandarla desde el mismo programa a PS para terminar de masacrarla.
Resulta una auténtica tentación desarrollar a partir de aquí un prolijo tutorial en el que vayamos viendo por entregas su preciosa e intuitiva interfaz, sus secciones y sus trucos; pero hay ya tal cantidad de tutoriales, manuales y vídeos sobre el programa en la red que resulta una aventura completamente innecesaria.
[…] para conseguir virados digitales, aunque lo más cómodo es bajarse acciones para Photoshop o preajustes para Lightroom que hagan el trabajo por nosotros. Eso sí, es conveniente prestar atención a lo que hace cada […]