Vittorio Storaro es, para muchos, el mejor director de fotografía de todos los tiempos, como lo demuestra el hecho de que se haya hecho con tres Oscar de la Academia por sus trabajos en “Apocalypse Now”, “Rojos” y la impresionante “El Último Emperador”.
Nació en Roma en 1940 y desde muy pequeño se interesó por el mundo de la imagen, ya que su padre era proyeccionista de cine. Sin embargo, el joven Storaro no se sintió tan cautivado por el cine en sí como por la imagen misma, lo que lo llevó a iniciar sus estudios de fotografía a la tierna edad de 11 años. Posteriormente se especializó en cinematografía en la Escuela Nacional de Cine, y comenzó a trabajar como operador de cámara siendo aún muy joven.
Su gran oportunidad, la que propició su salto al cine norteamericano, no le llegó hasta 1979, cuando grabó junto a Francis Ford Coppola el film en el que hoy nos centramos: “Apocalypse Now”, considerada por muchos como la mejor película bélica jamás filmada.
Como sabréis, la cinta de Coppola se basa en una lectura (digamos) ligera de una de las obras cumbre de la literatura de todos los tiempos: “El corazón de las tinieblas”, de Joseph Conrad, en la que se narra cómo un soldado recibe la misión de encontrar al coronel Kurtz, quien ha montado un estado anárquico en las entrañas de la selva.
Dejando a un lado la maestría de Coppola para trasladar la acción desde el siglo XIX (cuando transcurre la trama original) hasta la Guerra del Vietnam, la fotografía de Vittorio Storaro es una de las principales responsables de la extraña fascinación que ejerce cada secuencia del film sobre el espectador.
El director de imagen emplea una riquísima paleta de colores con el fin de despertar en los espectadores sensaciones diferentes, de tal modo que nos encontramos con una suerte de fotografía expresionista en la que lo de menos es la fidelidad a lo real.
La omnipresencia de los colores cálidos en las secuencias en las que estalla el napalm no es fortuita: Storaro pretende que el fuego salte de la pantalla a las butacas de la sala. Las brumas y los colores más apagados que acompañan el eterno deambular de la lancha a través del río ayudan a crear una sensación de hastío y desorientación. Cuando el capitán Willard se acerca al final de su misión su rostro en penumbra es asaltado por colores chillones que expresan su absoluta locura.
“Apocalypse Now” cuenta además con una épica visual incomparable. Los planos contrapicados desde los que se asiste al ataque de los helicópteros sobre los poblados vietnamitas al son de “La Cabalgata de las Valkirias” transmiten una grandeza que sirve para que el espectador se sienta tan aterrado como los habitantes de las pequeñas aldeas.
Así, cada episodio de la tremenda película de Coppola constituye un ejercicio visual único en el que Storaro toma las riendas de todos los efectos visuales. No en vano, el propio Coppola le dio absoluta libertad para que hiciese lo considerase oportuno en todo lo referente a la fotografía.
[…] este sentido, la teoría de los colores de Goethe, empleada por otros directores de fotografía, se ve transformada por un nuevo impulso […]