“Ciudadano Kane” es una obra cinematográfica tan conocida como poco visionada (como sucede con la lectura de “El Quijote” o la comprensión de “El Guernica” de Picasso). Así que voy a pasar de puntillas sobre sus rasgos más evidentes.
Fue dirigida por el genio Orson Welles cuando éste era aún un joven prácticamente desconocido (su lectura en la radio de “La guerra de los mundos” de H.G. Wells ya le había procurado cierta renombre); se estrenó en 1941 y narra la investigación de la vida del magnate de la comunicación Charles Foster Kane tras su muerte.
“Ciudadano Kane” es considerada actualmente como una de las mejores (por no decir la mejor) películas de todos los tiempos. Su guión, su dirección o incluso el papel protagonista, interpretado por el propio Welles, siguen fascinando tanto ahora como hace setenta años.
Sin embargo, no todo el mérito de la cinta se lo lleva el gran director norteamericano. Éste supo rodearse de un magnífico y experimentado equipo que aportó numerosas innovaciones e ideas a la cinta.
En este sentido, destaca muy particularmente el trabajo desarrollado por Gregg Toland, quien prácticamente enseñó a Welles cómo emplear los medios de los que disponía para lograr las atmósferas y la narración que éste pretendía desarrollar.
Gregg Toland era en 1941 un reputado director de fotografía que ya había ganado un Oscar por su trabajo en “Cumbres borrascosas” y que había trabajado con directores de la talla de John Ford; sin embargo, su continua búsqueda de nuevos retos y experimentos lo llevaron a pedir expresamente a Welles que lo contratase para “Ciudadano Kane”.
El trabajo de Toland es absolutamente fascinante, y en sólo 119 minutos pone en práctica todos los recursos fotográficos existentes en la época, adelantándose además en el uso de técnicas y lenguajes lumínicos que marcarían la posteridad.
Influido sin duda por el expresionismo alemán, con el fin de dramatizar los escenarios en los que se desarrolla “Ciudadano Kane” Gregg Toland empleó mayormente grandes angulares, que exageraban las proporciones y fortalecían las expresiones.
Además, echó mano de claroscuros trabajadísimos con luces y negros inverosímiles para dar mayor profundidad a la mansión de Xanadú, destacando la figura de Kane sobre tonos oscuros.
Aunque la mayor innovación del trabajo de Toland se encuentra en su empleo de la profundidad de campo. Welles no quería emplear el viejo recurso de limitar el campo visual con una apertura focal amplia; quería que todos los personajes apareciesen enfocados en cada plano, por lo que el director de fotografía tuvo que encaminar la mirada del espectador hacia los personajes principales ayudándose de un intrincado y genial juego de luces.
Ahora, tomando nota de estos breves apuntes, probad a visionar de nuevo “Ciudadano Kane” y disfrutad de casi dos horas de auténtico genio narrativo y fotográfico.
[…] la fotografía de la galardonadísima cinta se podría encuadrar dentro del expresionismo fílmico. Los encuadres son muy poco habituales en el cine clásico y busca continuamente crear una […]