Los Red Dot Design Awards son unos prestigiosos premios al diseño que se vienen entregando en Alemania (como no podía ser de otra manera) desde hace más de medio siglo. Su fin es destacar aquellos productos, diseños y formas de comunicación que mejor aúnan belleza, usabilidad o limpieza, yendo más allá de la apariencia para hundir las raíces de sus análisis en el concepto, en la esencia, en la idea de la que surge el producto en cuestión.
Bien, pues este año, el nutrido grupo de especialistas que integra el jurado ha considerado oportuno entregar un premio Red Dot Design a la Pentax K-01 (de la que ya hablamos hace unos meses), lo que ha llamado poderosamente la atención tanto de sus usuarios como de la crítica especializada.
Y no, el premio no ha despertado su ira porque la cámara en sí sea verdaderamente fea, sino porque su diseño es muy poco funcional. Aseguran que su grip lateral es excesivamente pequeño, que es difícil de sujetar, o que el material que cubre la mayor parte del cuerpo de la cámara se deteriora con asombrosa facilidad. Así que, usabilidad, lo que se dice usabilidad, más bien poca.
Los más suspicaces insinúan incluso que el premio en realidad sólo pretende resaltar la figura de Marc Newson, que ha sido el encargado de diseñar la cámara de marras y quien ya ha sido premiado en innumerables certámenes por su forma de entender el diseño de lanchas, sillas, relojes o botellas.
Yo, desde luego, ya puestos a premiar diseños arriesgados, le hubiese dado el Red Dot a la misma marca; pero no por su Pentax K-01, sino por su Pentax Q, que debe ser igual de incómoda de coger pero, al menos, se puede ocultar con facilidad en el bolsillo.