Si juegas demasiado con lo vintage, al final terminas quemándote, como le está sucediendo a la inmensa mayoría de los que empiezan aplicando un par de filtros de Instagram y terminan buscando películas antiguas y cámaras que ofrezcan “realmente” unos resultados similares a los de mediados del siglo pasado.
Y muchos creíamos que los rumores que apuntaban a una Leica de formato completo que sólo hiciese fotos en blanco y negro era una exageración; pero ayer mismo la marca alemana despejó dudas y la ha presentado en sociedad.
Finalmente no se llamará Leica M10, como muchos especulábamos, sino Leica M Monochrome, y promete convertirse en una cámara de lujo para los más exigentes con la fotografía en blanco y negro.
Como ya explicamos, una de las grandes deficiencias de las cámaras réflex (por no hablar de las compactas o las micro cuatro tercios) es las dificultades a las que se enfrentan cuando pretenden obtener una fotografía en blanco y negro de calidad, que se asemeje al aspecto de las que se consiguen con una cámara analógica.
Pues bien, el objetivo de esta M Monochrome no es otro que acabar con esas deficiencias. El método es bien sencillo: las cámaras réflex sitúan un filtro de color RGB entre el objetivo y el sensor para que éste interprete los datos lumínicos que le llegan de manera policroma.
¿Qué sucede cuando se pretende sacar una foto en blanco y negro? Que el sensor tiene que volver a traducir la información recibida, que ya ha sido modificada por el filtro perdiendo muchísima calidad.
Así que la Leica M Monochrome prescinde de aquél e interpreta la luz, de manera directa, en blanco y negro, eliminando imperfecciones, ampliando astronómicamente el rango dinámico y mejorando la transición entre tonos.
Si a esto sumamos que el sensor es de formato completo y tiene 18 megapíxeles, el resultado tiene que ser, sencillamente, espectacular. Así, desde Leica afirman que su nuevo modelo es capaz de trabajar con un ISO de 10.000 sin arrojar ninguna clase de ruido.
Finalmente, la Leica M Monochrome sí lleva pantalla LCD incorporada; y (aquí viene lo malo) su precio rondará los 8000 euros.