Cuando os recomendamos las mejores técnicas para pasar vuestras fotos a blanco y negro con Photoshop nos dejamos en el tintero (queriendo, no creáis) la que actualmente goza de mayor popularidad entre los aficionados: la conversión a blanco y negro que trae el propio programa de Adobe.
Este método viene implementado desde la versión CS4 (corregidme si me equivoco, que no tengo los apuntes a mano), y resulta la manera más sencilla, completa e interesante de las expuestas hasta ahora.
¿Por qué? Pues porque permite utilizar los filtros de colores para conseguir diferentes contrastes entre los canales que conforman la fotografía digital (RGB). Es decir: además de resultar un método de conversión no destructivo (no elimina la información de los canales de color) permite jugar con toda la información que hay en la imagen.
¿Qué es eso de los filtros? Pues consiste en aplicar un color general para resaltar el contraste entre los diferentes colores que integran una imagen. Por ejemplo: si tenemos un zapato amarillo frente a un cielo azul, una toma neutra en blanco y negro no resaltará la diferencia cromática entre los dos elementos. Ahora bien, si colocamos un filtro amarillo en el objetivo, el cielo aparecerá más oscuro y definido.
Esto, aplicado a la conversión digital a blanco y negro, permite jugar con los contrastes y los tonos a nuestro antojo (aunque dentro de unos límites si queremos que la foto tenga algún sentido).
Veamos ahora cómo se aplica la conversión a blanco y negro implementada en Photoshop CS4-CS5:
Abrimos nuestra imagen (si es en TIFF, mejor, ya que no implica la pérdida de información del JPEG) y nos vamos a “Imagen”, “Ajustes” y “Blanco y Negro”. La foto pasará inmediatamente a blanco y negro (cómo no) y aparecerá un cuadro con los distintos colores que la conformaban.
Hasta ahí, todo perfecto; ahora viene lo interesante: si situamos el cursor sobre una zona de la imagen convertida a blanco y negro, éste se convertirá en una flechita doble de desplazamiento, que al moverla cambiará la tonalidad de dicha zona. Así, ésta viene determinada no por la escala de grises, sino por el color que tenía antes de pasarla a blanco y negro. Por lo tanto, tenemos un control absoluto de los canales de color.
Por si esto fuera poco, dentro del cuadro de colores veremos una pestaña para aplicar los filtros antes mencionados: azul, rojo, verde y amarillo (además de infrarrojos o neutro); cada uno de los cuales sirve para un propósito concreto. El azul resalta los labios en los retratos y la neblina en los paisajes; el rojo acentúa los contrastes; el verde resalta la vegetación y contrasta el cielo; mientras que el amarillo lo oscurece.
Esto, por supuesto, sólo son notas indicativas, y lo más recomendable es que vosotros mismos vayáis probando hasta dar con el resultado que más os convenza.
[…] Estrenada en 1979, “Manhattan” es, sin ningún género de duda, el más precioso homenaje gráfico jamás dedicado a la ciudad de Nueva York. Así, cuentan que el origen del proyecto se encuentra en una charla entre Woody Allen, su director, y Gordon Willis, responsable de la fotografía: ambos coincidieron en la necesidad de realizar un canto a la ciudad que tanto amaban a través de la fotografía en blanco y negro. […]