Si siempre nos hemos centrado en películas que destacan de manera particular por su utilización de la fotografía, hoy, sin embargo, proponemos un film que destaca, sobre todo, por su original manera de recrear el ambiente en el que se mueve un fotógrafo de moda.
Por otra parte, además de reseñar la película franco-italiana “Blow-Up”, recomendamos encarecidamente la lectura de “Las babas del diablo”, relato de Julio Cortázar en el que se basa el guión de la obra más conocida de Antonioni.
Desde un punto de vista narrativo, lo más interesante del film de culto se encuentra ya implícito en el relato de Cortázar: a grandes rasgos, un fotógrafo pasea por un parque y toma fotos más o menos al azar; cuando llega a su casa y revela las fotografías se encuentra con que en una de ellas se está produciendo un asesinato.
Y utilizo “se está produciendo” porque en el relato del escritor argentino la fotografía está viva. No es una imagen conclusa o cerrada, sino que a medida que el fotógrafo la observa e indaga en ella, descubre que ésta guarda dentro un mundo que está vivo, en el que se siguen produciendo acciones.
Esta magistral idea de Julio Cortázar (tranquilos que no he desvelado el final del relato; éste es sólo su planteamiento) fue llevada al cine por Antonioni de una manera personal, alejándose de esta trama tan precisa y atractiva para describir la vida de los hippies y los intelectuales londinenses.
Para que os hagáis una idea, en el film no sólo sale el propio Julio Cortázar, sino también Jimmy Page o Jeff Beck (de The Yardbirds); y además posee una acentuada atmósfera erótica con música de Herbie Hancock y supuso la primera gran actuación de Jane Birkin.
“Blow-Up” es, en definitiva, un discurso en torno al misterio que rodea a la fotografía y a su relación con el tiempo y la realidad. Además, constituye una de las películas de culto más importantes de los últimos cuarenta años por su estética pop, que ha definido todo un estilo artístico.
La frontera entre China y París says
Ciertamente, el relato de Cortázar es uno de los mejores homenajes literarios que se hicieron a la fotografía.
Cortázar estaba obsesionado con la idea del tiempo y la forma en que las personas podemos manejarlo y ve en la fotografía el elemento perfecto para detenerlo y hacerlo eterno.
Imprescindible relato e imprescindible película.
saludos
Pablo Bernardo says
Es uno de mis relatos favoritos de Cortázar. Debería estudiarse en las escuelas de fotografía.
Un saludo y gracias por comentar.