Creo que “The Taste of Tea” es una de las películas que más me ha impresionado en la última década. Y no sólo por su disparatado, poético y magnífico guión; sino, sobre todo, por su espectacular fotografía, a cargo del desconocido (al menos, para mí) Kosuke Matushima.
La cinta narra a lo largo de dos horas y media (que no se hacen nada pesadas) la surrealista existencia rural de una familia japonesa. Como suele suceder en las películas clásicas niponas, la familia es concebida como un núcleo narrativo trascendental del que van partiendo historias paralelas que encuentran en la figura del abuelo (los orientales rinden culto a la sapiencia de los mayores) una resolución poética.
Aunque el realismo mágico sea un género literario (y pictórico) oriundo de Sudamérica (Julio Cortázar, Miguel Ángel Asturias, el primer Gabriel García Márquez…), es en “The Taste of Tea” donde mejor he visto representada esa poética de lo imposible, esas realidades en las que lo extraordinario se inmiscuye en lo ordinario.
Un ejemplo: la pequeña de la familia tiene como amiga imaginaria una versión gigante de ella misma, que la acompaña a todos sitios. Así, es habitual verla en el colegio, observando a la más joven de los Haruno desde las alturas o surgiendo, como un árbol gigante, del suelo.
La proeza narrativa y argumental de Katsuhiro Ishii no funcionaría en ningún aspecto de no ser por la genial fotografía de Kosuke Matushima, que hace que lo inverosímil resulte lógico y bello.
Al desarrollarse enteramente en un ambiente rural, la fotografía del director de fotografía japonés se recrea con astucia en el naturalismo, en los colores de los campos verdes y mullidos y en la tez apagada y delicada de los protagonistas.
Así, los montajes y los efectos especiales que posibilitan la recreación poética del universo de Ishii sólo funcionan gracias a la habilidad de Matushima para recrear los tonos, los contrastes y los colores con absoluto realismo.
De este modo, “The Taste of Tea” es un auténtico festín para la imaginación y para los amantes de la fotografía poética.