Lo has tenido que ver en un número casi infinito de fotografías en las que el agua constituye uno de los motivos primordiales de la captura: en una preciosa cascada, en una puesta de sol a las orillas del mar o incluso en una escena casera (con un grifo, por ejemplo): el agua, en lugar de aparecer congelada, detallada y precisa, muestra movimiento; unos hilillos delicados y suaves sustituyen a las gotas y las corrientes dispersas y una cierta atmósfera irreal llena la escena.
Es lo que se conoce como “efecto seda”, y consiste en captar el movimiento del agua dejando que ésta se desplace, fluya, escapando a la definición que nos proporcionan las velocidades elevadas de disparo.
¿Cómo se consigue? Muy sencillo: sólo hay que bajar la velocidad de disparo hasta el medio segundo o el segundo, dependiendo de la turbulencia de las aguas o de la velocidad a la que éstas se desplazan.
Ahora bien, como habréis imaginado, no basta con ralentizar la velocidad de disparo, puesto que, de lo que se trata, es de que sólo el agua muestre ese aspecto confuso y sedoso: el resto de la escena debe aparecer bien definida.
Por lo tanto, es conveniente ayudarse de un trípode para que la imagen no trepide, para que sólo lo haga el agua.
Este tipo de imágenes son sencillas de conseguir (ayudándonos, por supuesto, del trípode) cuando las condiciones de luz son favorables. Es decir: cuando hay poca luz, la propia cámara nos pide que bajemos la velocidad del disparo, haciendo que el efecto seda se produzca de forma natural (por ejemplo en un bosque oscuro, en nuestro cuarto de baño o en la hora azul); pero, ¿qué sucede si queremos conseguir este efecto tan manido a plena luz del día?
En primer lugar, ayúdate con filtros. Tanto los polarizadores como los de densidad neutra retienen parte de la luz que llega al sensor, por lo que exigen que bajemos la velocidad de disparo.
En segundo lugar, ni se te ocurra emplear números f pequeños (grandes aperturas) y tira de aperturas generosas empleando el número ISO más pequeño.
Sencillo, ¿verdad? Pues nada, a practicar y cuidado con el exceso de exposición, que puede quemar tus maravillosos ejercicios creativos.