La fotografía no es una disciplina abstracta. Es decir: sus diferentes momentos estilísticos y estéticos no son ajenos a los de otras disciplinas con las que comparte intereses e historia. La fotografía pictoralista coincide, mayormente, con el neoclasicismo, la irrupción del color con el movimiento Pop, y las manifestaciones expresionistas y abstractas con la irrupción de las principales vanguardias.
La obra fotográfica de Aaron Siskind es un claro ejemplo a este respecto. El fotógrafo estadounidense está considero, junto con Minor White, el padre de la fotografía abstracto-expresionista, y vivió precisamente el momento artístico más convulso de la historia: el de las vanguardias.
Nació en Nueva York en 1903 y se dedicó originalmente a la literatura. Estudió filología y se volcó en la enseñanza hasta que un buen día, el de su boda, recibió como regalo una cámara fotográfica (tenía ya cerca de 30 años).
Entonces cambió su vida. Se unió a una organización cultural creada por la Internacional Comunista (sí, en Estados Unidos había asociaciones comunistas antes de la irrupción de la Segunda Guerra Mundial) y se dedicó durante varios años de su vida a fotografiar su ciudad de origen.
Sin embargo, su talento y su talante eminentemente artístico lo llevaron a separarse cada vez más de la fotografía meramente documental, acercándose peligrosamente al esteticismo y a la investigación de la naturaleza de la fotografía.
Obviamente, esto no le hizo ninguna gracia a sus compañeros comunistas, que veían en toda forma de esteticismo una invitación al aburguesamiento, y el bueno de Siskind decidió abandonar la Internacional para dedicarse por entero a su pasión: la fotografía.
El artista neoyorkino desplegó entonces todo genio y se centró en la fotografía abstracta y expresionista rastreando toda la ciudad en busca de signos y símbolos. Siskind atrapa como nadie hasta entonces el poder de los logos y las marcas, las relaciones espaciales, los detalles y las texturas.
Posteriormente se interesó por los marginados del Harlem y la capacidad de la fotografía para denunciar injusticias sociales y promover el cambio político.
Murió en 1991 en Rhode Island.