Pentax sigue apostando por su particular escalada hacia la cámara bridge más versátil presentando, de la mano de Ricoh, la nueva Pentax XG-1. Una compacta con aspecto de pequeña réflex en la que destaca, muy particularmente, su objetivo integrado.
Con un diseño robusto y serio, la XG-1 tampoco ofrece nada realmente novedoso en su interior. Con su sensor BSI-CMOS de tamaño 1/2,3”, dispone de una resolución de 16 megapíxeles (tal vez demasiados para un sensor pequeño), visor electrónico con 200.000 píxeles y un buen motor que permite disparar hasta a 9 fotogramas por segundo.
Donde realmente destaca el nuevo invento de Pentax es un su objetivo integrado (nada de intercambiables), que hará que muchos se planteen si realmente hay necesidad de hacerse con una sin espejo. Así, viste un 24-1248 mm (en paso universal) que parte de una apertura máxima de f/2.8.
También es reseñable la inclusión de un estabilizador mecánico (nada que ver con los pobres estabilizadores digitales) para trabajar cómodamente con esos desproporcionados 1248 milímetros.
Cómo no, graba vídeo en Full HD, dispone de una pantalla trasera de 3 milímetros (con 460.000 puntos de resolución) y dispone de un modo manual de disparo que nos permite aprender a manejar una cámara de verdad.
Llama la atención, sin embargo, que no incluya la posibilidad de guardar los archivos en formato RAW, lo que tal vez abarate su precio (que aún se desconoce).
En cualquier caso, la Pentax XG-1 se presenta como una buena cámara para iniciarse en el mundo de la fotografía creativa y profesional, y para dar el salto desde las meras compactas a las réflex o las cámaras sin espejo de gama alta.