A pesar de que en la actualidad casi todos los efectos de los filtros que conocemos se pueden conseguir con programas de retoques fotográfico, yo siempre he apoyado el uso de los filtros ya que el resultado que nos da una lente con un filtro no es el mismo que conseguimos mediante el retoque. Es por eso que he decidido enseñaros todo lo que se acerca de ellos.
Como siempre, hay que empezar por el principio, que es la definición, así que podemos decir que un filtro es un accesorio que situamos delante del objetivo de la cámara para poder filtrar la luz que llega al sensor de ella. Fácil, ¿No?
Existen dos clasificaciones, hoy en día, con respecto a los filtros, que son: por mecanismo de acoplamiento y por efecto conseguido, pero son los primeros los que usamos normalmente y los que vamos a conocer. Puede que estos dos nombres te suenen a chino, pero es muy fácil de diferenciar.
En función del mecanismo de acoplamiento, también podemos decir que existen dos tipos de filtros, los de rosca y los que se anteponen al objetivo a través de portafiltros.
Filtros de rosca
Estos filtros, como bien indica su nombre, se enroscan al objetivo, lo cual nos permite que, a su vez, otros filtros se enrosquen al primer filtro. No hay límite en esto, es decir, que podremos tener 5, 6, 7 e incluso más filtros enroscados, pero todo esto supondrá un problema en la edición de las fotografías, así que os aconsejo que no enrosquéis demasiados.
Es muy importante que, a la hora de comprar un filtro de rosca, conozcas bien el diámetro de tu objetivo para coger la misma medida, ya que si no, no le servirá para nada y es una pena.
Basados en los portafiltros
Los portafiltros sirven para poder colocar unas láminas antepuestas al objetivo. El portafiltros incluye varias ranuras para poder colocar diferentes láminas que funcionan como filtros, lo mismo que con los de rosca, vaya.
La verdad es que este método es mucho más cómodo, pero yo os aconsejo, siempre los filtros de rosca, a mí me gustan mucho más.