Cerramos otra semana con una película perfecta para apoltronarse en casa con una bebida espirituosa a menos de medio metro y las persianas bien echadas: “Días del cielo”. Fue dirigida por el ahora célebre Terrence Malick (“El árbol de la vida”) en 1978 y se llevó un Oscar, el de mejor fotografía.
La cinta narra la vida de Bill y Abby, una pareja que decide abandonar la vida miserable y acelerada de Chicago para retirarse a los infinitos campos de trigo de Texas, donde llevan una vida sencilla, apegada a la tierra, que comienza a torcerse cuando el patrón de la granja se enamora de Abby, creyendo que es la hermana de Bill.
Un drama rural que encaja perfectamente en una sobremesa pero que cuenta con un elemento que destaca por encima de todos los demás, la genial dirección fotográfica de Néstor Almendros, uno de los grandes de la historia del cine y la fotografía.
Néstro Almendros nació en Barcelona en 1930, aunque tras la Guerra Civil se exilió con su familia en Cuba, donde estudió Filosofía y Letras y comenzó a interesarse por el cine. Terminó sus estudios de cinematografía en Nueva York y comenzó a realizar sus primeros trabajos en Cuba y en Roma.
Atraído por la Nouvelle Vague se trasladó a Francia, donde comenzó a hacerse un nombre gracias a sus trabajos con Eric Rohmer y Truffaut, aunque fueron sobre todo sus trabajos en los EEUU los que le dieron más renombre. Destacan de su filmografía (además de “Días del cielo”), “Kramer contra Kramer”, “Pauline en la playa”, “El lago azul” o “La decisión de Sophie”.
La fotografía de Néstor Almendros se caracteriza por el empleo de luces naturales. El cubano (o español, si prefieren) es un magnífico paisajista que sabe tratar con genialidad la hora azul (o “mágica”), que es la que ofrece una paleta de colores más rica e intensa (ya le dedicaremos una buena entrada a esta luz sin par, presente en otras películas como “El Sur”).
“Días del cielo” es, sin duda, su obra cumbre (a pesar de Richard Gere en el papel protagonista). Su recreación de los campos de trigo tejanos recuerdan a la obra de los grandes pintores realistas norteamericanos como Hopper, y es una delicia para todos los amantes de la fotografía.