Cuando hace ya unos años se produjo la irrupción de las cámaras compactas sin espejo de objetivos intercambiables, muchos nos mostramos reacios a sus bondades por una muy sencilla razón: montaban un sensor del mismo tamaño que el de las compactas mondas y lirondas. Es decir: su única ventaja residía en la posibilidad de cambiar el objetivo, lo que en realidad no hacía sino multiplicar su precio.
Ahora bien, tras pasarse dos años sin conseguir gran cosa en Europa (Japón es otro asunto), las Evil o Micro cuatro tercios han comenzado a demostrar que sí pueden convertirse en una alternativa real a las cámaras réflex, gracias, esencialmente, al aumento del tamaño de su sensor.
La última en hacerlo, aunque de una forma leve, ha sido Pentax, que no se amedrenta ante el liderazgo de las Sony NEX y ofrece modelos cada vez más interesantes.
La nueva Pentax Q7 destaca por dos razones: su reducidísimo tamaño (como toda la gama Q) y su nuevo sensor CMOS de 1/1.7 pulgadas, que garantiza una mejora ostensible en lo que a calidad de imagen se refiere.
A esto hay que unir un nuevo procesador más potente, una sensibilidad que alcanza los 12.800 ISO, su pantalla trasera de 3”, la posibilidad de disparar en manual y en formato RAW, la estabilización integrada en el cuerpo de la compacta y la grabación de vídeo en Full HD.
En consecuencia, nos encontramos ante una sin espejo de gama media-alta que se presenta con la friolera de 120 diseños diferentes.
Pentax-07 Mount Shield Lens
Para terminar de hacer atractiva su oferta, Pentax ha presentado junto a la minúscula compacta un nuevo objetivo para la gama Q. Una cucada de lente fija ultraplana que sólo pesa 8 gramos y trabaja con 11.5mm (63 milímetros en paso universal).
Se trata de un objetivo creativo que dispone de una luminosidad nada despreciable: f/1.9.