El hype (o hipérbole, más bien) es un producto comercial que se queda en agua de borrajas. Es decir: un montaje publicitario que genera más expectativas de las que realmente es capaz de satisfacer.
Pues bien, la cámara fantasma de Canon, de la que hace muy poco hablamos, ha terminado constituyendo uno de los hypes más sonados de la temporada. Bajo la sábana blanca que cubría lo que parecía ser una nueva réflex sólo había una un modelo reciclado, una edición especial de la ya archiconocida Canon EOS 100D.
¿Sus novedades? Es de color blanco, sólo se comercializará por ahora en el mercado asiático y viene acompañada de un objetivo también tuneado. Eso era todo. Ni nueva cámara ni nada.
Eso sí, desde un punto de vista comercial sí que puede ser un buen movimiento por parte de la marca nipona. Recordemos que en Asia piensan de una manera completamente distinta a nosotros y prefieren las miniaturizaciones a los cuerpos rotundos (las micro cuatro tercios son allí un auténtico fenómeno masivo), por lo que la más pequeña de las réflex de Canon vestida con un kimono blanco puede suponer un bombazo.
La Canon EOS 100D tuneada (recordemos: sensor CMOS APS-C de 18 megapíxeles, Full HD, procesador Digic 5, ISO de hasta 12.800 y sistema híbrido de enfoque) pasa a denominarse en su versión mortecina Canon EOS Kiss X7, y viene con el magnífico objetivo fijo 40 mm f/2.8 también de color blanco, algo del todo lógico pero que condiciona enormemente su adquisición por parte de aquellos que poseen la 100D negra, monda y lironda.
Las únicas dudas que plantea la réflex fantasma es si finalmente se comercializará también en Europa y si mantendrá su precio de 850€.
Eso sí, Canon ha corrido a subrayar que se trata de la primera cámara réflex de color blanco. Todo un logro, sí.