Una de las herramientas más desconocidas e importantes que ofrecen las actuales cámaras réflex son las distintas formas de evaluar la luz que llega al sensor. Su función es la de determinar a través del fotómetro y el enfoque cómo debe ser interpretada la información lumínica que llega a partir de una escena dada.
Un ejemplo: antes de ayer estuve echando fotos en un concierto y empleé la medición puntual para sacarle partido a los perfiles iluminados por los focos sobre un fondo negro. Llegué a casa, dormí y cuando me levanté y le eché unas fotos a mis sobrinas en la playa olvidé cambiar la forma de medición, cuando las circunstancias lumínicas eran completamente distintas.
¿El resultado? La playa salió quemada y la relación apertura / velocidad de obturación varió. Es muy importante saber que a distintas formas de interpretar la luz según la forma de medición la relación natural entre la velocidad y la apertura varía.
Aunque la nomenclatura empleada para definir cada una de las forma de medir la luz puede variar de una cámara a otra, éstas son en realidad idénticas y fácilmente reconocibles.
Según el manual de las cámaras réflex Canon actuales (lo que vale para todas las demás cámaras réflex), las formas de medición de la luz son cuatro. A saber:
Medición evaluativa: Se trata de la forma de medición de la luz y la exposición por defecto. Según los fabricantes, se puede emplear incluso en condiciones muy especiales de luminosidad, como un contraluz (cosa con la que estoy completamente en desacuerdo); y funciona dividiendo la escena en un número determinado de sectores de los que se extrae una media evaluativa. Es decir: hace una media entre los tonos claros, los medios y los oscuros para generar una exposición armónica, que dé cabida a toda la información.
Obviamente, esta forma de medición es la más adecuada para las circunstancias más habituales a las que nos enfrentamos y es la que siempre se debe llevar preparada en nuestra cámara.
Medición parcial: a diferencia de la medición evaluativa, la cámara mide únicamente una parte de la escena que aparece en el visor, concretamente aquella que estemos enfocando, y que corresponde aproximadamente a un nueve por ciento del total de la superficie captada. Esto es extremadamente útil para fotografiar escenas muy contrastadas, en las que la luz procedente del objeto enfocado es muy diferente a la que procede del resto de la escena, como en los contraluces.
Medición puntual: funciona exactamente igual que la parcial. Pero, a diferencia de ésta, extrae información lumínica únicamente de un 2,4% de la escena total; es decir: extrae información sólo del punto enfocado. Es muy útil para fotografía de conciertos o escenas muy poco iluminadas.
Medición promediada con preponderancia al centro: se trata de una forma de medición a medio camino entre la evaluativa y la parcial. Así, aunque da mayor relevancia a la información lumínica procedente de la parte central de la escena, también realiza una evaluación media de la luz que circunda este centro.
Conocer las formas que tiene nuestra cámara de interpretar la luz que percibe (si es que las cámaras perciben) es muy importante para lograr imágenes equilibradas; pero también para experimentar, romper reglas y ver qué sucede cuando discriminamos parte de la información lumínica.
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