Tras realizar su primera incursión en la tecnología de los Micro Cuatro Tercios con su Pentax Q, la marca japonesa vuelve a desmarcarse estéticamente de sus competidores con esta K-01, que aunque tenga nombre de submarino soviético, cumple con casi todas las expectativas generadas a su alrededor.
Y digo casi porque la nueva cámara de Pentax ofrece una novedad de veras, de ésas que sí pueden marcar la diferencia entre su rendimiento y el rendimiento de otros modelos más conocidos.
La K-01 monta (¡al fin!) un sensor de tamaño APS-C. Es decir: el mismo que las cámaras réflex de la firma. ¿Qué implica esto? En primer lugar, que, al concentrar sus 16 megapíxeles en un mayor espacio, debe (a priori) arrojar menos ruido en velocidades ISO altas. Y, en segundo lugar, que todos los objetivos fabricados para sus réflex son compatibles con ella.
Así, la propia Pentax ha corrido a destacar este detalle: su nueva cámara sin espejo es la que dispone de más objetivos en todo el mercado, lo que no deja de ser una gran verdad (le duela a quien le duela).
Por otra parte, la K-01 graba vídeo en HD, dispone de diversos modos de disparo (entre ellos, por supuesto, el manual) y permite realizar fotos en formato RAW (como casi todas las cámaras con las que compite).
Aunque otra particularidad de la niña bonita de Pentax se encuentra en su diseño, que no dejará indiferente a nadie. Realizado por Mark Newson, es redondeada, “gordita” (¿se deberá al sensor que alberga?) y acabada en goma estriada. Además, no incluye visor, sólo una pantalla LCD.
Está claro que, para gustos, colores; pero a mí me parece un modelo precioso (¡muy Pop!) y muy interesante por el tamaño de su sensor y la cantidad de ópticas compatibles con las que cuenta.